Nos despertamos, nos tomamos el subte, caminamos varias cuadras con las mochilas y bolsos hasta la terminal de colectivos y nos registramos para esperar el bus que nos iba a cruzar a un nuevo país. En el camino cruzás por San Diego, ciudad limítrofe con México, y la verdad por lo poco que pudimos ver es una ciudad hermosa, vas pasando por la costa viendo los veleros anclados en el muelle, el sol reflejado en el mar calmo y sumado a las bellas casitas, el último regalo que USA nos daba...
18 de Abril de 2013
Aproximadamente 3 hs después llegamos a la aduana, donde
tuvimos que bajar para que nos revisen los bolsos y ”hacer los papeles”. Pasamos
el equipaje por el scanner sin problemas y luego al ver que ni nos pedían el
pasaporte, pregunté si nos sellaban el ingreso a un nuevo país, y nos dijeron
que no hacía falta, que pasáramos. Me pareció muy raro eso, pero acatamos las
órdenes y seguimos camino. Al llegar a la central de “camiones” (acá en México
a los colectivos le dicen camiones) justo salía el que iba para Ensenada, así
que sin esperar nos subimos y seguimos camino, ya que nos habían hablado mal de
esta ciudad, inclusive los mismos mexicanos, confesando que es un lugar de
drogas, prostitución, mucho peligro y demás, por lo que no pensábamos quedarnos
a descubrirlo por cuenta propia. Dos minutos en Tijuana fueron suficientes para
remarcar las diferencias de un país a otro, son como mundos diferentes: el
tráfico, la gente, las ventas callejeras, los olores… (en USA el olor a comida
americana es muy clásico, y en México pasa lo mismo con su típica comida basada
en tortillas).
En Ensenada, nuestro primer destino real de México, nos iba
a hospedar Abel, el novio de mi amiga mexicana Itsi, que con mucho gusto se
ofreció a recibirnos por unos días en su casa. La cosa que lo teníamos que
llamar para avisarle cuando tomábamos el bus en Tijuana, así el calculaba el
tiempo y nos iba a buscar a la terminal, pero cuando intentamos llamarlo desde
nuestro celu, ni siquiera probando todas las combinaciones posibles de código
de país + código de área + número pudimos. Yo siempre digo que México es como
mi segundo país, porque desde que conocí a mis amigas Juli, Toni, Itsi, Clelia
ya empezó a demostrarme lo hermosa que es su gente. Siguió comprobándomelo
cuando en 2008 fui para allá y me atendieron como un rey los padres de Juli y
Toni, y todos sus amigos. Ahora lo volvía a hacer cuando una señora del
colectivo nos llamó desde su celular a Abel para que le podamos avisar.
Abel vivía en la ciudad de México, pero cuando le salió una
posibilidad de trabajo en Ensenada, no lo dudó y se mudó para allá. Al ser esto
muy reciente, todavía tiene la casa que alquila en proceso de mudanza, pero eso
no impidió que nos sintiéramos súper cómodos y agradecidos por la ayuda, todo
lo contrario.
El primer día que llegamos, después de instalarnos, salimos
a dar una vuelta y a comer algo. Pasamos por una taquería para que Gordura
pruebe los tacos al pastor, luego fuimos a un bar y probamos la Pizza
“Ranchera”, que era de una masa súper delgada hojaldrada con pedacitos de carne
y espinaca arriba. Una delicia!!! La verdad que ninguno de los dos había
probado nunca una pizza así. Ahí pedimos una cervecita artesanal y luego
seguimos la ruta guiados por Abel. Nos llevó a una auténtica “Cantina”mexicana,
donde podes encontrar gente de todo tipo: jóvenes, mujeres, señores, ancianos,
borrachos, o mejor dicho, todos borrachos!!! jajajaja, y a los clásicos
“Norteños”, que son señores que tocan música en vivo por dinero para alegrar la
fiesta. Es decir que la cantina permanece en silencio, sin música, hasta que
algún grupo de personas le dé alguna propina a los Norteños y estos empiecen a
tocar. Lo divertido es cuando ya la gente está media entonada y canta las
canciones, se podrán imaginar como!!!
Para brindar pedimos un tequilita cada uno y Abel nos hizo
probar el jugo de Clamato,
que es como un jugo de tomate con caldo de almejas, sal, limón, cebolla,
vinagre… quizá chile en polvo… quién sabe con exactitud que madres más pueda
llegar a tener…. que le da un sabor agridulce difícil de explicar. No se si es
rico o feo, pero su sabor nos resultó muy extraño. Quizá se necesita
entrenar un poco el estómago para apreciarlo, pero volviendo a la experiencia
en la Cantina: fue algo excepcional!!!!
Cuando volvíamos, ver la luna reflejada en el mar fue algo
extraordinario, lo único malo de eso fue que no teníamos la cámara de fotos
encima y no lo pude fotear, pero que lindo se veía!!!
Luego nos fuimos a domir y Abel nos cedió su cama y durmió en
el sofá, (así los 3 días que estuvimos ahí) segunda muestra de lo excelente que
es la gente de este país. No sólo eso, un día hasta nos prestó su auto para que
pudiéramos recorrer tranquilos la ciudad.
El centro de Ensenada es chico pero con muchos negocios de
artesanías, bares y restaurantes. Cada vez que pasábamos por alguno nos invitaban
a pasar, pero lo llamativo es que todos lo hacían en inglés, haciéndonos sentir
bien gringos, jajajjaa. Después Abel nos comentó que es porque cuando llega
algún crucero bajan los turistas y son todos yanquis.
Acá se pesca mucho, por eso es muy común que se ofrezcan
pescados y mariscos, que por lo que nos dijeron son muy buenos, la verdad no
los probamos.
Como regalo por la ayuda brindada le trajimos un adorno de
Canadá a Abel, y además le cocinamos un día pizza (ya que Itsi le había dicho
que a ella le encantaban las pizzas argentinas y él no las había probado) y
otro, milanesas a la napolitana (como las extrañábamos!!!!).
La verdad que mucho para hacer en Ensenada no hay, sólo un
espectáculo natural llamado “La Bufadora”, que queda como a una hora de ahí y se
lo conoce como un geiser marino, que escupe el agua del mar con mucha presión,
pero nosotros no fuimos a verlo, jajaja.
También está la ruta del vino en los Valles, que viene
creciendo año tras año, ya que antes no eran muy reconocidos, pero la verdad es
que están realmente buenos: tienen un tinte a tierra que los hace únicos y
especiales.
A la hora de decidir nuestra ruta muchos nos recomendaron
bajar por los cabos y cruzar a Mazatlán desde la ciudad de La Paz, ubicada al
sur del golfo de California en ferry, pero cuando averiguamos que este tardaba
14 hs y salía más de 100 dólares por persona cancelamos esa alternativa. Para
ir en bus a Mazatlán curiosamente costaba lo mismo que el avión, por lo que
fumarse 20 hs por carretera o llegar en 2 horitas por aire no daba lugar a
dudas, así que tomamos el primer micro que salía.
Jajajajaja, no, mentira, somos mochileros pero no boludos….
compramos los tickets en avión y así nos fuimos para Mazatlán!!!!
En el aeropuerto había un puesto de migraciones en donde nos
preguntaron si teníamos el “permiso”de turistas, cuando respondimos que no, nos
dijeron que teníamos que pagar 295 pesos mexicanos (algo así como 25 dólares
por persona) para que nos hagan la autorización por 180 días de estadía en el
país, que sino en algunos lados podíamos tener problemas y hasta tener que
pagar multas por suma de dinero muy elevadas, que nos convenía hacerlo, así que
pese a la bronca que nos dió tener que pagar eso, lo hicimos para quedarnos
tranquilos.
me dio como un poco de asquete el marisco crudo...guacalaaa!!!!! me quedo con las papas fritas de gordura!!!! bien ahii con las bicis!!!!! genial!!!!! siempre uno tiene el alma deportista en algun lado, (en mi casa esta dormida pero ya va llegar jaja)...hermoso ese atardecer!!! qué lindos que estan!!!!!!!los extrañooo!!!!!!!!!!!!!!!! los adoroo!!!!!
ResponderEliminarTe queremossssssss!!!!
EliminarQue linda las cosas que comentan y los lugares, la ciudades muy bonita y antigua, van a tener que poner mas fotos, para llenarnos los ojos con mas paisajes, lugares atractivos y las fachadas de los hostel, así sabemos donde se hospedaron.....
ResponderEliminarMe alegra mucho que la allan pasado re bien en esas playas... Los queremos mucho....
Carmen y Osvaldo....